La doble moral de la derecha peruana es un clásico en nuestra historia, que no tiene un mínimo de reparos para levantar su dedo acusador contra todo aquel que lo considere una amenaza a sus intereses, aunque a veces tengan techo de vidrio.

En los últimos días, algunos columnistas de la concentración de medios como Aldo Mariategui y Cecilia Valenzuela emplazaron al presidente Humala a que explique si es que había pedido la nacionalidad italiana para el y su familia, ya que algunos de sus parientes cercanos ya la habrían obtenido. De esta manera se estaba deslizando la idea de que esta podría ser aprovechada para fugar del país una vez terminado su mando, y así no enfrentar la justicia eventualmente.

A esto se sumaron ataques contra la congresista Veronika Mendoza por tener también pasaporte francés. Es decir de pronto era una especie de "crimen" poseer otra nacionalidad que no sea solo la peruana.

Se comienza a repetir una idea distorsionada, como si la uninacionalidad fuera una virtud, y tener doble nacionalidad; una especie de "traición a la patria".  Toda una tontería.

Pero situemos dos precedentes negativos de usar el tema de la doble nacionalidad para beneficio personal con el objetivo de no pagar sus deudas con la justicia ó solo por puro cálculo electoral: Uno es PPK que prometió renunciar a su nacionalidad estadounidense en las elecciones del 2011. Algo que nunca cumplió.

El otro es el caso del ex dictador Alberto Fujimori quien fugó a Japón y para evitar su captura y en su situación de prófugo de la justicia peruana para poder ampararse en la inmunidad de senador, postuló a ese cargo por un partido ultra conservador japonés, y para el cual; para su mala suerte; no salió elegido. 

Si de dobles nacionalidades hablamos como algo "malo" en los politicos locales; tanto PPK como Alberto Fujimori, el padre de Keiko Fujimori, son los mejores ejemplos.

En serio no tienen verguenza.

Fujimori postula a senador japonés para evitar su captura.